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A cinco años de su partida: Diego Armando Maradona, eterno

  • Simon Telechea
  • 25 nov
  • 2 Min. de lectura
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El 25 de noviembre de 2020 el mundo se detuvo. Diego Armando Maradona, el más grande de todos los tiempos para millones de personas, dejó este mundo para pasar a la eternidad

Pero cinco años después, su ausencia sigue doliendo como el primer día, pero su presencia se siente más fuerte que nunca.

No hay ciudad argentina donde no haya un mural con su cara, una canción que lo nombre o una camiseta número 10 que lleve su nombre escrito con aerosol. En Nápoles lo veneran como a un santo laico; en Dubai, México, Barcelona y hasta en la India hay altares improvisados con su imagen.

Porque Diego no fue solo un futbolista. Fue el pibe de Villa Fiorito que con una pelota cosida con trapos hizo soñar a un país entero. Fue la Mano de Dios y el Gol del Siglo en el mismo partido, frente a Inglaterra. Fue el capitán que llevó a Argentina a la gloria del Mundial 86 y el líder que cargó sobre sus hombros a un Napoli humilde hasta convertirlo en campeón de Italia por primera vez.

Fue excesos y caídas, sí, pero también fue la voz de los que no tienen voz, el que abrazaba a los niños pobres y les regalaba botines, el que nunca olvidó de dónde venía.

Hoy, cinco años después de su muerte, Maradona no se fue. Está en cada gambeta en un potrero, en cada grito de gol, en cada “¡La tenía atada!” que se escucha en las tribunas. Está en el cielo jugando con la 10 de Argentina, como lo imaginan millones de hinchas, y está en la tierra cada vez que alguien decide hacer algo imposible con una pelota en los pies.

Gracias por todo, Diego.

Por los goles, por las locuras, por las lágrimas, por la rebeldía.

Por ser el más humano de todos los dioses que tuvo el fútbol.

D10S eterno. 1960 – ∞

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