Un auténtico libertario, un empresario-libre pensador y una peronista no K disputaran la gobernación en el 2027
- Simon Telechea
- hace 3 horas
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La política rionegrina ya parece tener un único horizonte: la gobernación de 2027. Mientras algunos insisten en que aún es temprano para hablar de elecciones, otros sostienen que los comicios están a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el debate de fondo no pasa tanto por el calendario electoral como por el armado de los espacios políticos.
Hoy aparecen tres candidaturas firmes que, salvo sorpresas, serán de la partida: Alberto Weretilneck por Juntos Somos Río Negro , María Emilia Soria por el Partido Justicialista y Aníbal Tortoriello por CREO.
Este último generó inquietud incluso dentro de su propio espacio tras su ausencia en la Cámara de Diputados al momento de tratar el Presupuesto 2026. Tortoriello llegó sobre la hora y finalmente votó a favor, despejando dudas inmediatas, pero dejando interrogantes abiertos: ¿es esta la forma en que piensa trabajar para su espacio en un momento político clave?
El dirigente cipoleño se presenta como un libre pensador, ajeno tanto al sistema político tradicional como al esquema antisistema impulsado por Javier Milei. Sin embargo, la dinámica legislativa exige un ordenamiento al que el empresario multimillonario no parece habituado. Con partido propio, todo indica que Tortoriello buscará en 2027 llegar a la gobernación desde CREO ya que buena parte de la dirigencia libertaria rionegrina no lo considera su candidato natural. “Es personalista y su ego está por encima de todo”, admiten en voz baja.
Si Tortoriello lanza formalmente su candidatura desde CREO, se reactiva una pregunta clave: ¿quién representará al Gobierno nacional en las próximas elecciones provinciales en Río Negro?
Allí se abre una oportunidad nada menor para el provincialismo rionegrino. En 2027 coincidirán elecciones a la gobernación, intendencias, cargos legislativos y presidenciales: un combo ideal para sentarse a diseñar una estrategia integral que podría favorecer a los oficialismos.
Tras el traspié en las elecciones de octubre, el arco político provincial puso el foco en la pérdida de dos bancas nacionales que correspondían a JSRN. “Sin votos en el Congreso, Weretilneck no tendrá nada para negociar con Milei”, repiten distintos análisis. El razonamiento tiene lógica, aunque quizá sea necesario ver el final de la película.
¿Y si el Gobierno provincial opta por una estrategia de acuerdo electoral en 2027? Un acuerdo que no necesariamente termine en una alianza electoral. Podría ser un pacto de no agresión y estrategias en común que favorezcan a ambos espacios.
Río Negro fue la primera provincia en aprobar el RIGI, una de las principales apuestas del Gobierno nacional. Gasoductos, puertos energéticos, desarrollo minero y el impulso petrolero comienzan a posicionar a la provincia como una plataforma clave para mostrar resultados del modelo libertario. No existe una afinidad personal marcada entre Weretilneck y Milei, pero sí un contacto casi cotidiano con figuras centrales del oficialismo nacional como Santiago Caputo y Diego Santilli.
Aún no hay definiciones electorales, pero no puede descartarse un acuerdo que termine por expulsar a Tortoriello del espacio libertario en la provincia.
La otra alternativa fuerte en Río Negro es el peronismo, envalentonado tras la victoria de octubre. Por apenas 3.000 votos, Martin Soria superó a Villaverde, consolidándose como líder del PJ provincial y logrando además proyección nacional: fue el único dirigente peronista que ganó en las ocho provincias que eligieron senadores.
La fortaleza del sorismo hoy radica en la ausencia de adversarios internos. La unidad se plasmó en el armado de la lista, aunque no se reflejó plenamente en el caudal de votos. El 31 % obtenido es un número competitivo, pero insuficiente. Teniendo en cuenta que el peronismo concentró gran parte del voto antimileísta, el resultado deja interrogantes. En Río Negro, según distintas encuestas, Milei mantiene una imagen negativa cercana al 54 %. Sin embargo, una porción de ese electorado crítico tampoco acompañó al peronismo-kirchnerismo representado por Soria. ¿Estuvieron presentes todos los votos K o hubo pase de facturas? Pues no son pocos los que recuerdan el silencio de Maria Emilia Soria a la hora de criticar el fallo de la Corte Suprema, que condenaba a Cristina a seis años de prisión...
¿Dónde están esos votos? Algunos optaron por no concurrir a las urnas; otros se inclinaron por JSRN.
Sobre ese escenario comenzaron a trabajar tanto Soria —recientemente diplomada en Integración y Desarrollo para el Ámbito Local— como Tortoriello, empresario ligado al transporte hidrocarburífero. JSRN, por su parte, conserva una fuerte impronta provincialista, capaz de reunir ideologías opuestas bajo las banderas del partido fundado por Weretilneck.
El sorismo y el tortorielismo avanzan en una estrategia de desgaste de la imagen de JSRN, al que buscan presentar como una fuerza agotada y con fecha de vencimiento. Algunos comparan este momento con el año 2009, cuando la interna radical inició un proceso de desgaste que puso fin a 28 años de gobierno de la UCR en el 2011. Incluso, varios actores de aquella etapa continúan hoy cerca del poder, lo que refuerza —según la oposición— el análisis de un ciclo político en declive.
De todos modos, antes de destruir al adversario, ambos espacios opositores deberán resolver la construcción del propio. Con los números actuales, obtenidos en una elección nacional y fuertemente polarizada, por ahora no alcanza.
En ese marco, Weretilneck comenzó a ampliar su estrategia y los primeros resultados no tardaron en aparecer. Según la consultora CB Consultora, el gobernador creció casi tres puntos en diciembre en comparación con noviembre. Un dato nada menor para un dirigente que viene de perder una elección hace apenas 50 días y que hoy reúne un 46,1 % de imagen positiva, muy por encima del 43,3 % registrado el mes anterior.
El otro dirigente que mostró crecimiento en ese mismo período en Río Negro fue, justamente, Javier Milei. ¿Coincidencia?
Lo cierto es que el gobernador rionegrino es reconocido como un político pragmático y ajeno a los prejuicios ideológicos. A su manera, y más por método que por discurso, encarna una versión propia del ideario libertario.
El principal dilema para Weretilneck será la renovación de un gobierno que no se limite únicamente al recambio de nombres. Desde la comunicación institucional hasta los detalles más finos en los territorios y los ministerios, la gestión necesita mostrar un aire de frescura. Un cambio perceptible, capaz de marcar diferencias sin perder la esencia del partido provincial, y apoyado en nuevos acuerdos que permitan despegar al espacio de todo aquello que remita a lo antiguo y desgastado.










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